14 Sep 2023

Transición sostenible a una economía verde

Transición sostenible a una economía verde

Ante el cambio climático y los desafíos económicos y sociales, se hace imprescindible definir e implementar un plan de acción global que materialice, a través de objetivos y metas, el camino hacia un mundo mejor, que promueva la sostenibilidad ambiental, la justicia, la igualdad y la paz. Esta alineación de objetivos contribuye a una economía verde, baja en carbono, eficiente en el uso de los recursos y socialmente inclusiva.

Ya existen algunas directrices y medidas definidas que pretenden contribuir a un cambio transformador, respondiendo a la creciente preocupación y demanda de la sociedad por una acción directa y rápida por parte de los gobiernos y de la Unión Europea (UE).

En 2015, 193 líderes mundiales se comprometieron a dirigir todos sus esfuerzos hacia la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.Esta propuesta, conocida como Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, tiene como misión la erradicación de la pobreza y el desarrollo económico, social y ambiental a escala global.

Al nivel de la UE se estableció el objetivo de neutralidad climática hasta 2050 – Pacto Ecológico Europeo, y reducir las emisiones en un 55 % para 2030 (Fit for 55). Portugal también se ha comprometido con la hoja de ruta hacia la neutralidad de carbono en 2050.

Así, podemos destacar 4 temas clave que están a la orden del día, muy ligados a la transición hacia una economía verde:

Desarrollo Sostenible: como «el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». Es una cuestión central en los programas políticos nacionales, europeos y mundiales para la adopción de estos principios estratégicos, que persiguen reforzar y armonizar los distintos enfoques de las cuestiones económicas, medioambientales y sociales.

Descarbonización: es un término acuñado recientemente y derivado de los compromisos anteriormente mencionados, y hace referencia al proceso de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera, especialmente de dióxido de carbono (CO2), orientado a alcanzar una economía global con emisiones reducidas y conseguir así la neutralidad climática a través de la transición energética.

Criterios ESG: el rendimiento no financiero de las organizaciones es cada vez más importante para las distintas partes interesadas, a saber, el rendimiento ambiental, social y de gobernanza (ESG - Environmental, Social and Governance).

Economia circular: un concepto cuyo principio fundamental es mantener los recursos retirados/procedentes del medio ambiente dentro del circuito económico, prolongando su ciclo de vida y evitando su eliminación en forma de residuos.

Las empresas están sometidas a una gran presión por parte del mercado y comienzan a darse cuenta de la necesidad de contribuir al desarrollo sostenible en sus diferentes dimensiones. A tal fin, se centran en la gestión eficaz y eficiente de sus procesos con el objeto de garantizar la calidad de sus productos o servicios, buscando alcanzar el equilibrio entre la bonanza económica (creación de valor para las partes interesadas), la equidad social y la preocupación por el medio ambiente. Estas empresas reconocen que la implantación y la certificación de un sistema de gestión integrado (SGI) constituyen herramientas primordiales para crear ventajas competitivas y alcanzar el concepto de Desarrollo Sostenible. La idea que subyace a este concepto es que una empresa, en la medida de lo posible, pueda gestionar todas sus operaciones a través de un SGI, que garantice el cumplimiento de los requisitos legales y reglamentarios, así como la satisfacción de las necesidades de los distintos aspectos del negocio, a saber: la satisfacción del cliente, la calidad del producto o servicio, la generación de valor para las partes interesadas, el bienestar y la seguridad de los empleados y la minimización del impacto de las operaciones en el medio ambiente y la sociedad. La certificación de un SGI posibilita la validación de las buenas prácticas de las empresas por una entidad independiente, que garantizará que sus procesos, productos y servicios son correctos y, con ello, se dará mayor visibilidad y mejorará la imagen de la empresa en el mercado y la sociedad, lo que a su vez podrá resultar en el acceso a nuevos mercados.

Además, en la actualidad sabemos que existe una relación directa entre la actividad humana y la aparición de los fenómenos atmosféricos adversos, y que la descarbonización, que puede lograrse en las distintas etapas del ciclo de vida de un producto o servicio, y a lo largo de la cadena de valor, propicia la disminución de los mismos: con la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero puede combatirse el calentamiento global, el deshielo o las alteraciones de las corrientes y las estaciones del año, entre otros fenómenos.

Teniendo en cuenta la secuencia de etapas en el ciclo de vida de un producto o servicio, se pueden implementar acciones o soluciones que minimicen los impactos y las emisiones de GFEE desde la fase inicial, optando por medios de transporte con menores emisiones, promoviendo reuniones remotas, adecuando la logística de los circuitos para evitar rutas innecesarias, optando por materiales reciclados o reciclables, equipos más eficientes, promoviendo materiales renovables, entre otros.

Un proceso de fabricación de productos o prestación de servicios más sostenible incluye soluciones para optimizar los procesos y aumentar la eficacia y la eficiencia. Son ejemplos el mantenimiento adecuado de los equipos, la utilización de materias primas mediante equipos automatizados y de alta eficiencia, la reducción de productos no conformes mediante la optimización de las materias primas utilizadas y la reducción de los residuos producidos, la mejora del consumo energético y de la fuente de energía.

En cuanto el producto o servicio se pone a disposición del mercado, se empieza a sentir el impacto y la sostenibilidad de las opciones de diseño, tanto en la fase de uso (por ejemplo, alargando el ciclo de vida de los productos) como en la fase final de su ciclo de vida (reciclado, reutilización y tratamientos de final de vida de menor impacto).

Todas las oportunidades y cambios previamente identificados permiten, además de una economía baja en carbono, la transición a una economía circular en detrimento del modelo más antiguo y menos sostenible de la economía lineal, manteniendo los recursos en la cadena de valor por más tiempo, y reduciendo los residuos y el consumo innecesario de energía.

El paradigma de la economía circular, que también promueve la descarbonización, también prevé nuevos modelos organizativos a un nivel más macro, implicando a las comunidades a nivel local y nacional. Estos modelos fomentan la colaboración entre los distintos actores de las comunidades (industria, población, ciudades, administración local, comunidades intermunicipales) y se traducen en importantes ahorros en el consumo energético (reducción del consumo de alumbrado público y control del consumo de gas), en su producción y, por supuesto, las emisiones resultantes. Estos modelos también buscan cambiar el comportamiento de los ciudadanos como parte de estas comunidades. Actualmente, ya existen varios estándares adaptados a la nueva realidad de las ciudades y comunidades sostenibles.

Finalmente, después de implementar acciones y buenas prácticas que permitan la descarbonización y la promoción de la economía circular, y en caso de que no sea posible alcanzar valores más bajos de emisiones, la captura de carbono de la atmósfera es la solución ideal para compensar las emisiones que aún están presentes. Mediante una gestión agroforestal sostenible, es posible crear sumideros de carbono, reduciendo su peso en el efecto invernadero y, en consecuencia, el impacto sobre el cambio climático. Los bosques juegan un papel muy importante en el secuestro de carbono, situación que ha generado sus propios mercados de gestión de créditos de carbono con los que se negocia para compensar las emisiones.

La gestión forestal sostenible y el uso responsable de las materias primas del bosque, en todas las etapas de transformación del producto hasta llegar al consumidor final, avalado por las certificaciones FSC® (FSC® A000537) y PEFC, promueve el uso de productos básicos responsables, ambientalmente adecuados, socialmente beneficiosos y económicamente viables, asegurando las necesidades de la generación presente sin comprometer las de las generaciones futuras. Estas certificaciones son reconocidas por el consumidor, respondiendo a la creciente preocupación por los aspectos sociales y ambientales relacionados con el origen del producto.

La preocupación por la transición a una economía verde se refleja igualmente en el mundo de las certificaciones, verificaciones y auditorías, donde se percibe un aumento significativo de la demanda de normas que respalden el control de las emisiones de empresas y productos. Destacamos la Huella de Carbono (Protocolo de gases de efecto invernadero (GHG por sus siglas en inglés), ISO14064-1, ISO14067, ISO14064-2), que permiten a las empresas determinar sus emisiones de gases de efecto invernadero y definir las medidas de compensación, control, reducción y mitigación de las mismas, la huella hídrica (ISO14046) que consigue que las organizaciones sean más resilientes frente a crecientes oleadas de sequías, la adecuada Gestión de la Energía (ISO 50001) y la Economía Circular (Ecodiseño, ISO 14006 y Estatuto de Fin de Residuos) con el objetivo de aumentar la eficacia y la eficiencia sostenible de los procesos productivos.

Finalmente, el desempeño no financiero de las organizaciones es cada vez más relevante para los distintos grupos de interés, a saber, el desempeño ambiental, social y de gobierno, siendo importantes los criterios ESG y los informes de sostenibilidad para definir las estrategias organizativas. La verificación del informe de sostenibilidad de acuerdo con los estándares GRI - Global Reporting Initiative, referentes mundialmente reconocidos, identifican los principios para que las organizaciones hagan más sostenible su actividad y gestión a través del establecimiento de objetivos, la evaluación del desempeño y la gestión del cambio.

Además de estos estándares, existen muchos otros programas internacionales, comunitarios y nacionales de apoyo a la descarbonización, como CELE, Fundo Ambiental, PRR, entre otros.

APCER, entidad certificadora reconocida nacional e internacionalmente, cuenta con más de 25 años de experiencia de colaboración con empresas, cumpliendo su misión de generar confianza entre las personas y las empresas, mejorar las prácticas de gestión y contribuir a una sociedad sostenible. Asimismo, ofrece soluciones de formación, en modalidad abierta o in-company, que contribuyen a la adquisición de competencias, al aumento de conocimientos y al desarrollo del talento.

 

Pedro Fernandes
Climate Change Business Developer
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. | 926 381 874

Seguir leyendo

Servicios integrados, soluciones completas.

Obtenga más información sobre nuestros servicios de certificación, auditoría y formación.

link
Evaluación de Proveedores
APCER Avaliacao de fornecedores
link
Compliance
APCER compliance
link
ESG
Environment, Social, Governance
APCER ESG 2
link
Sector Forestal
APCER forest
link
Formación
APCER formacao
link
Seguridad Alimentaria
APCER seg alimentar
link
Seguridad de Información
APCER segurança info
link
Sistemas de Gestión, Productos y Servicios
APCER serviços sistemas
apcer banner 15

¿Cómo podemos ayudar a su negocio?

Solicite más información o una propuesta para prestar el servicio:

Newsletter APCER

¿Quieres recibir las últimas actualizaciones?